Miercoles 2 de Febrero de 2011 - Guillermo Barros Schelotto, quien jugará su último derby platense, no resigna nada: “Por quedarme en la A no voy a negociar el resultado”. A los 37 años, el Melli se sentó mano a mano con Olé y no dejó tema sin tocar.

Pasen por acá. Siéntense, ¿quieren tomar algo?” Guillermo Barros Schelotto le abre la puerta de su casa adoptiva a Olé . El Mellizo se mueve como pez en el agua en Estancia Chica, residencia señorial de más de un siglo en donde los jugadores de Gimnasia se entrenan y concentran. Como es habitual, Guillermo está acompañado por su inseparable amigo y dirigente del Lobo, Ñoqui Salgado. “Vos sos uno de los responsables de que yo esté hoy acá”, lo acusa el Melli, con una sonrisa. Pero además de su entorno, lo que incidió en su vuelta fue su corazón. El mismo que está palpitando la víspera del clásico platense, tras 20 años de haber hecho su primera aparición en el partido que desvela a toda la ciudad.

-¿Qué te acordás de tu primer clásico?
-Tengo un gran recuerdo del primero que jugué de titular. Ganamos con gol de (José) Perdomo, fue el día del terremoto, en el 92. Casi 20 años pasaron...

-¿Se viene otro terremoto el sábado?
-No lo sé, je. Estamos más lejos, porque es en el Unico, pero va a haber más gente de Gimnasia también. Me alcanza con ganar, no me importa si hay un terremoto o no.

-¿Cómo estás viviendo la previa de éste?
-Está el nerviosismo y la ansiedad, pero es distinto. Ahora lo disfrutás de otra manera, más tranquilo. Tal vez la preocupación pasa por ganar y sumar por el tema del descenso.

-Si te dicen que perdés el clásico pero se quedan en Primera, ¿qué hacés?
-Es como elegir cortarme una pierna o la otra. Ninguna. Quiero ganar y que Gimnasia se salve del descenso. Si me das la posibilidad de elegir, quiero que nos salvemos pero no por eso voy a negociar el resultado del clásico.

-Se generó una especie de sensación de que Gimnasia llega mejor.
-Por los últimos resultados de los dos se da al revés de la realidad. Pero Estudiantes tiene jugadores que pueden marcar la diferencia en 30 segundos.

-¿Que ellos estén bajo la lupa habla un poco del poco margen que da el fútbol argentino?
-Hace 15 días, cuando perdimos contra Olimpo, se decía que era imposible levantar. Confiamos en el juego que habíamos tenido, viajamos a Santa Fe a jugar de la misma manera, ganamos y revertimos esa imagen y ese sentimiento que tenía el hincha.

-Y luchás contra un estigma que para salvarte del descenso tenés que tirar la pelota para arriba.
-Cuando vino Cappa todo el mundo me dijo: “Cappa no es un técnico para pelear por la permanencia”. Entonces, con ese mismo criterio, Bianchi es el único técnico que sirve para pelear el campeonato.

-¿Tus hijos te dicen cosas sobre el clásico?
-Los dos más grandes (tiene tres: Máximo, Santiago y Nicolás) me dicen que tenemos que ganar. Ahora tengo esa presión para volver a mi casa.

-¿Cómo va a ser el encuentro con Verón?
-La relación es normal, profesional. Hemos compartido algunas veces la Selección. Lo conozco desde hace mucho porque incluso coincidimos en lugares de vacaciones cuando éramos chicos. Y siempre nos tuvimos respeto. No soy amigo ni enemigo.

-Tu presencia generó una revolución en el club.
-Era lo que había que hacer, más que jugar. Gimnasia era un club dormido y en el que no pasaba nada. Había que reactivar la confianza y ser positivos. Estábamos acostumbrados a que todo lo malo fuera normal. Y eso hay que cambiarlo.

-El día que te presentaron hablaste claro sobre la chance de descender.
-Es una realidad. La gente tiene que ser consciente de cómo estamos. Hoy, viendo cómo juega el equipo, tal vez le genera confianza y sabe que nos vamos a matar para salvarnos.

-¿Cómo es tu relación con Cappa?
-Es buena. Llevamos poco tiempo. Me gusta el estilo de juego. Y hay que saber entenderlo ese estilo: no es que él quiere que el 2 juegue. A veces también la tiene que reventar y sacarla, pero en general quiere que el equipo juegue.

-¿Cómo te ves en junio?
-En junio me retiro. Me cuesta levantarte todos los días y seguir corriendo a los 37 años. Me preparé para estar bien, pero a medida que vayan pasando los partidos y los golpes se va a reflejar en lo físico.

-¿Qué cambios viste en el juego en este tiempo?
-Se perdió la inteligencia para jugar. Es más directo y menos decidido a agarrar la pelota e intentar algo. También hay una decisión de los técnicos de jugar a no cometer errores, solamente presionar y aprovechar el error de los demás.

-Con todo el tema de Riquelme, ¿recordaste algo de lo que te pasó a vos en Boca con Basile?
-Cada caso tiene su particularidad. De Riquelme no sé bien los motivos por los que Falcioni decidió sacarlo. Mi historia se terminó. No tengo rencor con Basile, es una etapa que pasó. Tal vez en el momento te molesta porque siempre querés jugar.

-¿Qué papel juega la gente en este tipo de problemas?
-Es inevitable que se molesten, pero ahí está la muñeca del técnico para lograr que esas decisiones no se vean reflejadas en cómo juega el equipo.

-¿Y qué vas a hacer una vez que te retires?
-Quiero dirigir. Tengo algunos compromisos en Estados Unidos y quiero tomarme un poco de tiempo en mi vida. Cosas que fui postergando.

-¿Vas a colaborar con el club desde otro lado?
-Sí. Necesito reacomodar cosas. Y más por mi edad, porque no es lo mismo dejar a los 33 ó 34, que a los 38, que es lo que voy a tener al final del torneo.

-El retiro lo tenés muy claro por lo que decís.
-Sí. Creo que soy el único jugador que se quiere retirar, ja