Empate con sabor a Robo
22.09.13
Gimnasia empató por 1 a 1 ante Estudiantes en el Clásico 150
de la era profesional, tras ir ganando por 1 a 0. El gol albiazul fue obra del
colombiano Correa y Aguirregaray puso la igualdad después de una polémica
jugada en la que Laverni expulsó a Facundo Oreja. La primera aproximación fue
pare el local y llegó casi al minuto de juego, con un centro bajo de Particio
Rodríguez que no pudo conectar Guido Carrillo. En tanto que Gimnasia respondió
con una buena jugada de Maximiliano Meza por izquierda, que enganchó hacia el
medio y sacó el remate que terminó dando en la espalda de Verigini. A los 9
llegó otra vez Estudiantes mediante una jugada de Rodríguez que probó desde la
izquierda pero Monetti sacó con los puños. A los 13 el conjunto de Pellegrino
tuvo una muy clara en los pies de Joaquín Correa, quien apareció solo por el
sector derecho del área pero Monetti salió rápido y sacó el remate al córner. Estudiantes
era un poco más pero el gol iba a llegar por el lado de Gimnasia. La bajó
Blengio tras un tiro de esquina y el colombiano Correa la empujó debajo del
arco para poner el 1 a 0. A los 26 Pereyra tuvo el segundo en una contra, pero
su remate de zurda careció de potencia y murió en las manos de Rulli. Cuatro
minutos después volvió a tomar protagonismo Pereyra, que giró en el área y sacó
un violento zurdazo que se fue alto. Después de un rato largo, el albirrojo
volvió a arrimarse al arco de Monetti y fue Carlos Auzqui quien metió un buen
cabezazo que se fue por encima del travesaño. A los 41 el mismo Auzqui casi la
pone por encima del arquero cuando intentó un centro, pero Monetti volvió tras
sus pasos y se quedó con la pelota. Ya en el complemento, la primera
aproximación fue para el local y llegó con un tiro libre de Luna que se fue por
encima del travesaño. Pero el equipo de Troglio contestó enseguida con un buen
disparo de Gastón Díaz que tapó muy bien Rulli. Cuando transcurrían 13 minutos
fue expulsado Facundo Oreja tras una supuesta mano en el borde del área y ver
el segundo cartón amarillo. Del tiro libre se hizo cargo Jorge Luna pero tapó
Monetti, aunque en el rebote llegó el centro atrás y Aguirregaray empujó al
gol. Gimnasia respondió con un intento de Maxi Meza por izquierda, quien sacó
un remate bajo que tapó Rulli en el primer palo. Unos minutos después tuvo el
segundo el equipo de Troglio en la cabeza de Barsottini pero Luna sacó en la
línea. Ya sobre la hora del juego Estudiantes también se quedaría con diez por
la expulsión de Israel Damonte contra Lucas Licht. Y tan sólo un minuto después
quedaría con nueve por la lesión de Particio Rodríguez. Igualmente no hubo
tiempo para más y fue empate en una nueva edición del Clásico platense.
Fuente LocuraTripera.com
Gimnasia sabía que necesitaría un plus si quería quedarse
con el clásico 150. Y si bien finalmente fue empate, con la incidencia
fundamental de Saúl Laverni en el gol de Estudiantes, la prueba terminó
aprobada y con una buena calificación. La presión, el rigor físico y la
intensidad, características que hacen del Lobo un equipo incómodo para
enfrentar, estuvo desde el primer minuto hasta el último, tanto con once
jugadores en la cancha como así también cuando perdió a Facundo Oreja. Cortar
el circuito de juego combinado de su rival fue su principal premisa y lo
realizó. Sólo sufrió cuando Patricio Rodríguez y Matías Aguirregaray avanzaron
los las bandas, pero ahí estaba la defensa férrea para evitar que llegue el
peligro claro a Monetti. El mediocampo, madre de la batalla del partido, tuvo
un dominador en la actitud y ahí aparece otro punto exitoso para el conjunto
Tripero, que tuvo en Franco Mussis la bandera de lo que el técnico quería ver,
anulando primero a Verón, más tarde con Damonte y luego aprovechando para salir
de contra. Gimnasia se quedó con el sabor de la bronca por la forma en la que
llegó la igualdad, pero las palabras del entrenador, calificando al equipo como
"de puta madre", reflejan de qué manera el planteo fue exitoso, sin
resignar jamás el carácter que cerca estuvo de ser la llave para quedarse con
el duelo que esperó dos años y medio.
Fuente CieloSport.com
Gimnasia se estaba quedando con el clásico 152 gracias a la
conversión del colombiano Erik Correa y un gran planteo táctico, hasta que, ya
en el complemento, Saúl Laverni sancionó una polémica mano de Facundo Oreja, le
sacó la segunda amarilla y del tiro libre Estudiantes obtuvo el empate gracias
a Matías Aguirregaray. La acción del lateral derecho del Lobo rompió la
secuencia del partido. Porque el Lobo estaba planteando una buena estrategia y
encima llevaba el marcador en su favor. Pero el árbitro vio una supuesta falta,
dejó a la visita con diez hombres y un minuto después el partido estaba
igualado y completamente desvirtuado. Es que Víctor Bernay, ante la expulsión
de Troglio, eligió a Dardo Miloc por Pereyra y Gimnasia retrocedió
definitivamente y ahí el Pincha se animó más, empujó, pero no arrolló. Posiblemente
allí haya estado la clave. Porque el equipo de Pellegrino se encontró con una
luz de ventaja en un partido que le resultaba adverso, pero ni así pudo superar
el planteo táctico que le propuso la visita. Los dos entrenadores jugaron sus
fichas en la previa. Pellegrino alterando la línea de volantes creativos,
buscando mayor verticalidad con la inclusión de Joaquín Correa y Auzqui. Y
Troglio poniendo a Gastón Díaz por la derecha, corriendo a Mussis al centro y
metiendo al colombiano Correa como delantero. Por la condición de local y el
peso de llevar el partido, se presumía que Estudiantes tomaría el control
poniendo a Gimnasia en su terreno. Y para eso se prepararon ambos. Porque
Troglio entendió el mensaje de Pellegrino con sus cambios y eligió responderle
planificando un trabajo de contención y explosión posterior, saliendo rápido de
contra. Lo cierto es que, desde el comienzo del juego, se pudo apreciar la
incidencia de los movimientos en los nombres que propusieron ambos técnicos.
Porque mientras el DT albirrojo no encontró las mejores respuestas en Auzqui,
Joaquín Correa se las ingenió para, al menos, utilizar las espaldas de Meza con
cierto criterio. Sin embargo, los plenos los fue pegando Troglio. Porque Mussis
hizo un partido perfecto, bien pegado a Verón, luego a Damonte, casi sin
dejarlos jugar, seguro con la pelota y criterioso al manejarla. Y si bien no le
funcionó como se esperaba Gastón Díaz (impreciso, algo lejos de la marca), el
acierto definitivo del técnico albiazul fue la inclusión del colombiano. Cuando
aún no tenía incidencia en el partido, sobre el minuto 21 Correa se encontró
con un rebote de Rulli producto de un cabezazo de Blengio y la empujó
poniéndole cifras a un clásico que venía muy cerrado. Hasta ese entonces la
mejor había sido del Pincha, a los 13, gracias a una contra tremenda de Silva
que terminó con un centro al segundo palo para la aparición de Joaquín Correa,
quien tuvo el grito de gol ahí, justo frente al arco, pero Monetti achicó a
pura velocidad y evitó la caída de su valla. Con el 1-0 Gimnasia se movió
mejor, la presión sobre la zona media de Estudiantes fue aún más efectiva y el
Pincha comenzó a embarullarse con la pelota sin tener lucidez para romper las
líneas defensivas del Lobo. Y para colmo, el local perdió por lesión a Verón,
ni más ni menos, sobre la media hora de juego. A la salida de la Brujita se le
sumaron los dos Correa: el del Lobo a los 40 y el del Pincha en el entretiempo,
y las lesiones se adueñaron del partido y esos cambios obligados desarticularon
las estrategias de ambos. Porque la entrada de Rasic le quitó profundidad a la
visita y la de Luna provocó aún mayor lejanía del local sobre la zona en la que
podían lastimar. Sin embargo, el partido se partió por otra cosa. Antes del
cuarto de hora, justo después de que Rulli le contuviera a Gastón Díaz la
chance de aumentar las diferencias, Laverni vio mano intencional de Oreja en
una acción muy poco clara, que da la sensación de haber dado en el hombro, la
cual no sólo derivó en la segunda amarilla para el lateral sino que allí, desde
el tiro libre, Estudiantes alcanzó el gol de la igualdad gracias a
Aguirregaray. Y ya nada volvió a ser como antes. A tal punto que el partido
deambuló entre la desesperación del Pincha y el sacrificio del Lobo, que cedió
la pelota en cada rincón de la cancha para que no se notara la falta de un
hombre. Y aún así, desde un córner a los 38’, Barsottini llevó un cabezazo al
arco que Silva despejó casi en la línea de gol.Y para el final del partido
quedó la expulsión de Damonte, la lesión de Patito Rodríguez y el local
terminando con nueve hombres, permitiendo entonces que el Lobo respirara y el
duelo se cerrara en ese 1-1 polémico.
Fuente Diarios Diagolanes.com
Como todo clásico, el partido de esta tarde no se
caracterizó por un juego vistoso. Sin embargo, Gimnasia realizó un esfuerzo
categórico, nunca fue superado en ocasiones de gol por su rival y consiguió un
valioso punto. Si juzgamos el encuentro por la tenencia de pelota podríamos
caer en una trampa. Durante la primera parte, el Lobo encontró un gol en el
marco de grandes imprecisiones; pero el juego se desvirtuó en un complemento donde
el equipo de Pedro se quedó inexplicablemente con un jugador menos. Es aquí
donde resulta oportuno hablar de Saúl Laverni: dirigió mal, no supo impartir
justicia y perjudicó a Gimnasia, que podría haber encontrado más espacios en la
segunda parte. La expulsión de Oreja (una supuesta mano que lo llevó a la doble
amonestación) produjo un injusto tiro libre que le dio el empate a Estudiantes.
A partir de ahí, el desarrollo del partido mostró el retroceso albiazul; y por
ende, la pérdida de pelota. En este sentido, el Lobo valoró y defendió con el
alma el gol del colombiano Correa. Sin Pedro en el banco (también expulsado por
Laverni), el planteo de Gimnasia tuvo la dignidad suficiente, incluso, para
inquietar a su rival sobre el cierre del partido. Por supuesto que el árbitro
intentó salvar la ropa con la roja a Israel Damonte en un momento donde las
cartas ya estabas tiradas y solamente quedaba tiempo para conformarse con la
igualdad. Para destacar el trabajo de todos los que saltaron a la cancha esta
tarde. Con Franco Mussis como emblema del esfuerzo colectivo, el Lobo dejó en
claro que no se achicó y estuvo a la altura de las circunstancias en un estadio
casi lleno. Hay que seguir trabajando fuerte. El objetivo tripero es sumar para
quedarse en Primera y es por eso que hay que valorar siempre aquello que se
acumule. Será la próxima. Será la próxima en el Bosque.
Fuente Letra G
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